lunes, 2 de junio de 2008

EL ASCENSORISTA

Encerrado en esos tres metros cuadrados los últimos 40 años el pobre no supo de cómo el tiempo no lo incluía en su historia, y Él como si nada continuaba respirando una existencia inadvertida. Un día de esos muy tarde, entre subidas y bajadas dio con el gerente de la empresa, se apretó la corbata y se paro bien erguido preguntando; al primero señor? De pronto un estruendo y el edificio completo de oscureció, a punta de fósforos alumbro los botones y se percato del otro individuo tirado en el piso. Fue así que de la nada vino a su memoria todo lo aprendido en ese miserable curso de reanimación código sence; evaluación, masaje, respiración. Al volver la electricidad aviso a bomberos y no hubo nada que lamentar.
Una semana mas tarde ya no aparece en los diarios, pero todos lo saludan como don pedro.

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